RECTORIAS VIRTUALES EN TIEMPOS DE PANDEMIA

“Convertir el hogar en oficina, con impresoras, computador, internet y todo lo necesario para seguir ejerciendo el rol directivo”
“Esta experiencia ha sido bastante tortuosa y caótica”, dice directivo docente de Lérida.

Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

La crisis sanitaria del covid-19, que se expandió por el mundo a partir  del año 2020, ha creado situaciones inesperadas en el mundo escolar. Han cambiado, parcialmente, las concepciones y prácticas pedagógicas y de gestión escolar, del sistema escolar,que de una u otra manera permanecerán en el futuro.

A la situación de inequidad social y económica que es propia de nuestro país, se suman hechos de inequidad y brechas en la oferta educativa, brechas digitales entre quienes tienen acceso a los recursos digitales exigibles en  la educación a distancia, brechas en el acceso a las TIC, brechas en el uso de medios tecnológicos requeridos para garantizar la continuidad de la educación formal que se ofrecía hasta el año 2019.

A pesar de los esfuerzos realizados, la conectividad y el acceso siguen siendo el punto débil al desarrollar iniciativas de educación y TIC en América Latina. Estas dificultades evidencian la persistencia de profundos problemas vinculados a la desigualdad digital”, lo dicen Ana Rivoir y María Julia Morales, en un informe reciente de la UNESCO (Abril, 2021). 

La educación , los aprendizajes, ahora dependen en gran parte de las características de los hogares de los que provienen los estudiantes. La encuesta del Dane sobre tecnologías en los hogares (2018) suministra el dato de que en el Tolima, sólo el 26.3% , un poco más de la cuarta parte de los hogares, disponían de computador portátil, en un 75.7% se disponía de conexión a internet pero sólo un 43.4% se utilizaban estas herramientas y medios tecnológicos para la educación y el aprendizaje; datos que muy seguramente han cambiado positivamente en tiempos de pandemia, hacia agosto de 2021. Lo negativo está en que, con relación a los indicadores de acceso, de conexión de computadores a la red internet y al uso de la red con propósitos educativos, el departamento del Tolima está por debajo de los promedios nacionales.

INCERTIDUMBRE ANTE REGRESO A LA PRESENCIALIDAD.

Hacia la mitad del año 2021, todavía hay incertidumbre y dilemas en cuanto al regreso a las aulas, originadas en condiciones de infraestructura digital y de las instalaciones físicas de los planteles educativos; con directivos y docentes con débil formación previa para el uso de las tecnologías móviles.

En el lenguaje se han incorporado conceptos y términos nuevos tales como la alternancia que se ha propuesto para el regreso a la educación presencial. No se han creado las condiciones apropiadas para ello por ello ; hacia el mes de abril se calculaba que sólo el 11.6%  de los estudiantes colombianos, accedían a esta estrategia; directivos, docentes y estudiantes en su gran mayoría, siguen en sus casas a la espera de continuar los aprendizajes programados en los planes de estudio.

El Dane nos dice , según encuesta de junio de 2021, publicada en julio, que el 86.2% de los estudiantes en Colombia, han continuado las actividades educativa y de aprendizaje, recurriendo a varias opciones, con un porcentaje mayor de 90.1% en Ibagué (DANE, Encuesta Pulso Social, julio de 2021). Pero también nos dice que las personas en general todavía  se sienten inseguros al transitar por las calles o veredas durante el día, en un porcentaje del 39.2%, porque están preocupados o nerviosos (39.1%) e inclusive hay situaciones de bienestar subjetivo que se manifiesta en miedo o temor o en manifestaciones de tristeza (16.4%), situaciones  que de una u otra manera afectan el regreso presencial de estudiantes y docentes a las aulas.

¿QUÉ PÌENSAN Y DICEN  LOS RECTORES DE INSTITUCIONES EDUCATIVAS SOBRE LA EDUCACION EN LA PANDEMIA?

Insisto en que de la calidad y desempeño de los rectores y coordinadores de las instituciones educativas oficiales, depende la gestión y los resultados académicos de los estudiantes. Otros actores sociales y educativos tienen menor incidencia.

En el Tolima son 272 rectores, de ellos 60 en Ibagué. Pero de ellos depende el funcionamiento de los 2.316 establecimientos educativos estatales urbanos y rurales; una red institucional ubicada en los 47 municipios del departamento,  al servicio de la formación de los estudiantes matriculados. Una responsabilidad social y cultural que cada vez más se vuelve significativa en tiempos de crisis como las de la pandemia que afecta las actividades de toda índole.

¿Cómo ser rector de una institución educativa del sector rural, en medio de una cuarentena?

¿Y qué se ha hecho con aquellos estudiantes que no tienen celular o que no les llega señal? ¿Y quién regula los tiempos de los rectores?, son las preguntas que se hace Claudia Soledad Rojas Zapata, coordinadora en la institución educativa San Francisco de la Sierra , en zona rural del municipio de Lérida (Revista 1 de la Escuela de Rectores).

Administrar desde la casa una institución educativa, reelaborar el plan operativo, replantear la metas y las acciones, ejercer control, seguimiento y evaluación sobre indicadores inciertos, direccionar al equipo de trabajo y a la comunidad, para que trabajen de la misma manera, no es una tarea que quisiera volver a repetir: convertir el hogar en oficina, con impresoras, computador, internet y todo lo necesario para seguir ejerciendo el rol directivo; volverse experto en manejo de recursos informáticos que agilicen el trabajo de oficina… Irónicamente, el celular se convierte en el mejor aliado de los docentes en esta pandemia…

Esta experiencia ha sido bastante tortuosa y caótica, los tiempos de trabajo de todos se ampliaron a todos los días, la noche, incluso las madrugadas; los padres de familia también se agobian por el horario de estudio de sus hijos”, es la descripción que hace  Rojas Zapata, desde su punto de vista como directivo docente.

Julio Alexander Carranza Garzón,  Rector Institución Educativa Varsovia- La Florida – Cunday,  desde su condición de directivo docente en una institución educativa rural que ofrece todos los niveles educativos, dice sobre este mismo tema de las condiciones que afronta un rector en tiempos de pandemia:

“Con la llegada del virus a Colombia, llegó también el miedo y la necesidad de aislamiento físico para minimizar el riesgo de contagio, situación muy crítica para las Instituciones de educación básica y media, que han construido todos sus formalismos con sustento en el estrecho contacto físico que se da en los espacios de las escuelas y colegios.

Para el caso es una institución educativa rural con ausencia de recursos físicos y tecnológicos, con limitadas posibilidades de comunicación por internet, con familias pobres en condiciones de marginalidad e igualmente sin posibilidad de acceso a estos dispositivos y conectividad por cuenta propia; de modo que las probabilidades de ofrecer propuestas de educación virtual con comunicación sincrónica, se hacen imposibles.

Desde la esquina de los directivos enfrentando el reto de articular las personas y procesos en ambientes de teletrabajo, para los que ninguno estaba preparado y tratando de motivar, tanto a profesores como familias, para que no desfallezcan en el esfuerzo de seguir mejorando para llevar aprendizajes en condiciones de no prespecialidad, en un ambiente de carencia de recursos y pobreza de las familias de la comunidad” (Revista 1. Escuela de Rectores,2020).

José́ Alexander Bolaños, Rector IET Olaya Herrera Ortega, institución educativa también ubicada en la zona rural del sur del Tolima, en sus palabras, estas son las percepciones que tiene sobre su desempeño como directivo en las veredas: “El Covid-19 o Coronavirus nos cambió la vida al interior de las escuelas, en nuestros hogares y en nuestras propias vidas.

Modificamos la manera de enseñar: pasamos de la presencialidad , a educar a través de guías, fotocopias, aprovechando los pocos recursos informanticos con que cuenta la escuela pública.

Otra de las afectaciones está en el equipamiento para el aprendizaje en casa: muchos niños no tienen un escritorio, libros, material de lectura, conexión a internet, un computador, una tablet o padres que los apoyen; un porcentaje muy bajo cuenta con estos recursos tecnológicos y humanos” (Revista 1 Escuela de Rectores, 2020).

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